Video Producción y realización: Jorge Albarrán
La imagen de la catrina surge del tiempo de Guadalupe Posada (grabado en metal publicado en 1873), a modo de burla cuando la gente humilde quería sentirse de la clase alta y vestían “como las personas de alcurnia”, reseña Adán Jacobo Cortés, catrinero de Capula., que es una de las 14 tenencias de Morelia, localizada a 22 kilómetros de distancia de la capital michoacana.
Hace aproximadamente 35 años, llegó a Capula, un señor que se llama Juan Torres Calderón, quién supo aprovechar los conocimiento de los alfareros y el dominio del barro. Él, que hacía sus catrinas en metales. Invito a gente de la comunidad para trabajar sus obras pero con nuestra tierra, el barro, continuó Adán, mientras amasaba una figurilla.
La catrina se empezó a fabricar y resultó muy bien vendida y apreciada por los clientes, entonces nos trajo de orilla a orilla por todo el país. Así Inicio un modo de mostrar el arte que podía ya hacerse en este pueblo además de la alfarería de puntillismo y de las vajillas o macetas.
Seguida la conversación con Adán Jacobo Cortés, dijo que fue a finales de los 90 cuando realizó sus primeras incursiones para modelar a las catrinas en barro. Al tiempo explicó como para muchos es la forma más expresiva de recordar a alguien “Es que todos vamos para allá. Todos nos vamos a morir. Yo te quiero recordar con una catrina”. Aduce a que fotos todos tenemos y que está seguro que hay una catrina para cada ser humano.
No sabemos cuándo vaya a venir por nosotros esa señora (la muerte), quienes trabajamos con ella no lo vemos así, aunque saben que llegará. Para nosotros ella es una forma de expresar nuestro talento en este tipo de artesanías, asintió el joven catrinero.
Cortés, explicó además como los propios clientes son fuente de inspiración “un cliente me dijo -quiero una catrina, pero no como todas las demás, quiero que sea diferente y que yo sienta que es esa persona que quiero recordar-“.
El sentimiento que deja la catrina sobre los que se van, cuando llega la muerte, es un sentimiento bonito, un recuerdo especial.
Somos comunidad. “Nos hacemos llamar catrineros no tanto artesanos, porque a esto nos dedicamos a armar y crear las catrinas de barro en la totalidad del tiempo, es una colectividad. Si uno no puede hacerlo hay quien si podrá, así hay armonía. Es nuestra experiencia trabajar sin coraje con las catrinas no se trata de que unos si y otros no sobresalgamos”.
Compartimos el quehacer del gremio. De eso se trata de compartir ideas y llevarlas a cabo entre los poquitos que seamos. “Hace rato me dijo una persona que quería una catrina, pintada toda roja y que todos los adornos debían ir en blanco. Aquí esta otra forma nueva de elaborarla distinta. Que sea un parteaguas para que los demás artesanos lo hagan, que tengan ese tipo de trabajo. Las formas de la catrina son gracias a la popularidad que va pidiendo la gente”.
Si se puede lograr algo entre todos los catrineros juntos. Somos un colectivo. Capula cuenta con su propia marca colectiva de catrinas, registrada en el año 2006 en el país.
El sentir del barro se nota con el cambio de ánimo, por ejemplo, cuenta Adán, “cuando me voy a escuchar música, al día siguiente amanezco de mejor humor y se puede ver en mi trabajo y en la pieza que se ve alegre y, cuando estoy de mal humor o deprimido esa pieza se ve triste”
El recorrido a Capula es de a´aproximadamente 16 a 20 minutos partiendo de la capital michoacana.
Capula está lista para recibir a todo el turismo local, nacional e internacional, que del 22 de octubre al 6 de noviembre, se dé cita entre sus calles y talleres para disfrutar de la XII Feria Nacional Artesanal y Cultural de la Catrina.
Orientado en estudios visuales, periodista y maestrante en Estudios Latinoamericanos. Considero que frente al mundo global, narrar y reflexionar desde lo cotidiano se convierte en un acto de disidencia.