Juan Cabrera
Segunda de cuatro partes
Desde la segunda mitad del siglo XVI, empezó a haber pobreza y falta de vecinos españoles en Pátzcuaro y en la entonces Guayangareo. Para 1575 le escriben al virrey Enríquez de la necesidad de mudar la catedral de Pátzcuaro, “pues solo quedaban en Pátzcuaro 10 vecinos españoles, y no había recursos materiales. Al parecer el virrey aún no estaba muy de acuerdo pues no conocía Pátzcuaro, pero ya estaba enterado de la gran simiente que había dejado Vasco de Quiroga, incluso del proyecto de su gran catedral, sin embargo, el 25 de diciembre, de 1575, ordena primero se pasaran la justicia, ayuntamiento y alcalde mayor a Guayangareo, como claro preámbulo de lo que seguiría, que sería el traslado de la sede catedralicia. (p leer: Herrejón Peredo, Carlos, ”Los orígenes de Morelia/ Guayangareo-Valladolid”).
La real cédula del traslado de la sede catedralicia se emite al año siguiente en 1576 y se ordena la construcción de su iglesia en Valladolid, en donde se escribe; “es necesario edificar nuevamente iglesia y templo competente en la dicha ciudad de Guayangareo …conforme a la traza y orden que mejor pareciere, conforme a las demás iglesias catedrales de esa tierra y se reparta y pague por tercias partes, a costa nuestra y de los españoles e indios que residen en dicho obispado”.
Aclarando que no había indios nativos en Guayangareo, sino los que fueron reclutados y congregados para la construcción de la ciudad desde 1552, pero al parecer para 1576, se quejaban estos de abusos y malos tratos. En la carta de autorización de construcción de mayo de 1577, en que se instruye a Alonso de Horta como obrero mayor, de la catedral provisional, se recomienda “que sean bien tratados los indios que vayan a trabajar en la obra”; y que Horta “tenga cuidado en la traza, asista en ella, mire las paredes y de orden de cómo se ha de hacer la mezcla”.
Para agosto de ese mismo año se instruye provisión para que “la iglesia sea suficiente para celebrar los divinos oficios y otras piezas necesarias, así para donde se guardasen los ornamentos, se juntasen a cabildo el obispo y prebendados, como para donde tuviesen una capilla los curas…y estaréis advertidos que el edificio de la dicha obra sea humilde, de poca suntuosidad, porque solo ha de servir de prestado”.
En otro escrito de 1577: “pasarnos hemos en ella en haciéndose una de prestado que se hace, que acabará mediante Dios en año y medio si la peste cesa”. Esta peste fue la pandemia de 1576, que hoy escriben investigadores que se trató de una fuerte bacteria que trajeron los españoles causando fiebre y hemorragia que diezmó a más de tres cuartas partes de la población novohispana de indios, y significó una gran pérdida y retraso productivo en los siguientes 50 años.
Finalmente se verifica y realiza el traslado catedralicio en 1580
Así que pasaron cuatro años de dedicada la iglesia y por la crisis, no veían obispos y canónigos cuando fueran a ser ayudados para construir la catedral definitiva, así que en 1583, le reportaban un estado ruinoso de la pobre catedral de adobes recién construida, argumentando que: “por haberse hecho tan de prisa, fue ruin edificio y humilde, que se llueve y por tanto hay pérdida de maderas; qué hay facilidad para hacer una nueva por haber ya pasado la enfermedad de los indios”; nótese que la consideraron enfermedad exclusiva de los indios, tal vez sin saber que ellos los contagiaron; nótese también que sin indios no se construía nada; pues era la fuerza motor de la mano de obra y de su excelente organización de trabajo. luego se escribe en el documento: “que la iglesia está hecha de adobes y que por esto las paredes están abiertas“. Esto al parecer tampoco lo creía tanto la Audiencia de México, pues mandó realizar diligencias con varios testigos sobre su estado; un testigo, Diego Cruz de Brisuela, quien se declaró entendedor de edificios y de arquitectura, afirmó que “por tener la iglesia paredes bajas de adobes y haber cayado sobre ellas en algunas partes de cal y canto, y ruines pilares de madera”. Otro testigo, el escribano público de Valladolid, Antonio Samaniego, dijo que vio “la sacristía, la pared del retablo mayor y por las azoteas por las dos esquinas en parte maltratadas y se llueve (…) y que en las azoteas están abiertas y arruinadas“.
Todo lo anterior hace sentido a que los testigos no sabían identificar bien las grietas clásicas por juntas de materiales de cal y canto; cantería y barro, con una pretendida liga con el adobe, lo que se transmite siempre en una fisura de carácter constructivo, más no estructural, y además el que tuviera filtraciones de agua no aclaran estas dos diligencias si era a través de los enladrillados de azoteas o de la techumbre de tijeras, madera y teja, que explicaré su patología común más adelante. La Audiencia al parecer por su parte estaba también informada, pues había contestado en 1583 que “hay iglesia bastante para muchos años y que los indios no están en estado de poder edificar y tienen harto que hacer para sustentarse“. Quedando la probanza en proceso con especié de apelaciones finalmente el fiscal de la Audiencia resuelve y contesta en 1584, que “no haber lugar de hacerse por ahora el dicho edificio Nueva catedral, porque la pobreza y necesidad y falta de gente de aquella provincia es notoria …y también por haber poca necesidad de presente de nueva iglesia, pues EN LA QUE CELEBRAN LOS OFICIOS DIVINOS ESTÁ PARA SERVIR DECENTEMENTE MUCHOS AÑOS”.
El tema de la justificación del deterioro a razón de que estaba hecha de adobes, se desvaneció rápido con los asesores de la audiencia.
El incendio de la sacristía y las dificultades adicionales por la guerra chichimeca
El 22 de diciembre de 1584, como a las 21:00 horas se incendió la sacristía sin que se pudieran sacar los ornamentos, de la plata, oro y misales, todo lo cual se quemó. Al parecer solo una parte de la iglesia quedó dañada, pero por supuesto fue un golpe muy duro aunado a los demás problemas de la crisis que enfrentaban. En los interrogatorios a testigos destaco: “que se perdieron más de ochenta mil pesos y que respondieran si era cierto que la iglesia está muy pobre porque se cobran mal los diezmos y rentas de ese dicho obispado por estar la mayor y mejor parte del mismo en guerra, y que por estar como están las más y mejores haciendas de este obispado en tierra de guerra, ha venido a mucha disminución, y juntándose dicha pérdida y daño con la presente del dicho incendio y más quitándoles como de presente les pretenden quitar lo de Querétaro, no se podrán sustentar, ni asistir a hacer los divinos oficios con la decencia que se requiere a iglesia catedral“.
Por eso Don Vasco luchaba y peleaba jurídicamente por los límites territoriales de su obispado para poder subsistir) , que llegó a comprender desde el mar del sur, tierra caliente, la provincia de Colima, comarca de Jacona, Comarca de Tlalpujahua, Celaya, Queretaro, Leon, y parte del Bajío hacia San Luis de la Paz y el Potosí, (E. Lemoine ; “Valladolid ..documentos para su historia 1537-1828) donde en la segunda mitad del siglo XVI, se revelaron los indios chichimecas, nómadas, cazadores y guerreros.