La noticia sacudió el ánimo cinéfilo y la personal admiración de millones de cinéfilos del mundo. El pasado 26 de febrero de este año que cabalga raudo al precipicio, se notificó la muerte del famoso actor norteamericano Gene Hackman. Las autoridades policiacas informaron que un aura de misterio rodeaba la muerte del famoso histrión y su cónyuge, quienes fueron encontrados en su domicilio varios días después de su fallecimiento. El asunto es que hasta la fecha este evento tiene elementos de misterio y suspenso como algunos de los grandes títulos fílmicos en los que participó el finado actor. Dicho deceso obliga a recordar algunos aspectos de su trayectoria y filmografía.
Eugene Allen Hackman nació en San Bernardino, California el 30 de enero de 1930. Estudió periodismo, producción televisiva y ejerció trabajos en la radiodifusión. Contaba con 30 años de edad cuando se interesó por la actuación e ingresó a la prestigiada Pasadena Playhouse, en Los Ángeles. De tal suerte que transcurrió en muchos papeles secundarios entre la industria de la televisión y el cine antes de que notaran su característico talento. Es de esta forma que al iniciar la década de los años 70, se proyecta al ilusorio y traidor espejismo de la fama, cuando encarna al rudo, vertiginoso y rabioso policía antinarcóticos neoyorquino James “Popeye” Doyle, quien en particular vendetta, intenta detener al inteligentísimo y sagaz capo europeo Alain Charnier (un gozoso, elegante y magistral Fernando Rey), es entonces que por su orgullo profesional, ambos personajes se enfrentan en fabuloso duelo de inteligencias. Por dicho rol el actor recibió el premio Oscar, como mejor actor principal. Más tarde, en 1974, tiene el “infortunio” de protagonizar una extraordinaria obra de suspenso titulada La conversación (The Conversation), dirigida por Francis Ford Coppola, quien toma la mala decisión de estrenar la mencionada cinta al mismo tiempo de la esperadísima continuación de su inmortal saga: El padrino (I, 1972; II, 1974), situación que opacó completamente la obra en donde participó Hackman como Harry Caul, el freelance y meticuloso ingeniero de sonido y espía de la policía (o cualquiera que pueda pagar sus servicios), patético personaje que por ser el mejor en lo suyo, no tiene vida propia y se apasiona por la experiencia personal de “los otros”. Hilarante de verdad, su breve participación en El joven Frankstein (Young Frankstein, 1975: Mel Brooks), como el ciego anfitrión del prófugo monstruo, quien lo somete por su amabilidad a un jocoso tormento. Y como olvidar, al pérfido pelón, el trágico megalomaniaco más tóxico que la kriptonita, Lex Luthor, la perfecta némesis terrestre de Kal-El, mejor conocido como el humilde reportero Clark Kent, quien en realidad ya sabemos y sabíamos, de qué superhéroe se trataba. Para finalizar este breve homenaje, es obligado recordar al corrupto representante de la ley del apacible y olvidado pueblucho del viejo oeste, en donde, dicho personaje enamorado de su leyenda, inflada por los autores de novelas baratas y de bolsillo, encumbran al cobarde y alevoso Little Bill Dagget, quien por azares de su corrupta profesión, se tiene que enfrentar en contra del alcohólico ex pistolero y matón a sueldo Bill Munny (Clint Eastwood) ejecuta a su homónimo, en venganza por el cobarde homicidio de su amigo Ned Logan (Morgan Freeman), en esta estampa del western crepuscular, en donde su director homenajea con el alma y las entrañas, el género fílmico que lo convirtió en leyenda de la mano (¡Oh!, paradoja), del italiano Sergio Leone.
Es de esa forma, que la vida, superando el arte por los misterios que envuelven y aún no se resuelven, en el fallecimiento del entrañable actor Gene Hackman, que gracias a que inició maduro su carrera, no se despeñó al abismo de los excesos y escándalos marca hollywoodense y pudo dejar para la posteridad, su inigualable marca y gestos en ese mágico y evanescente espejo, que es el arte del cinematógrafo.
Morelia, Michoacán, a 8 de marzo de 2025.

Alejandro Cervantes Avilés. Moreliano, cinefilo consciente de tiempo completo. A calaborado en espacios escritos y electrónicos locales y regionales, divulgando la historia y circunstancia del séptimo arte.