En la misma revisión del proyecto de Barocciode la Escayola realizada por los arquitectos nombrados por el virrey en febrero de 1660, una vez aprobada la planta, se refirieron al proyecto de la cúpula, donde la mitad de ellos opinaba que “ la obra que muestra la planta (de la cúpula), sobre los cuatro arcos que han de recibir la media naranja, es viciosa y reprobada de los autores, y particularmente de Sabastian Serlio, en su tercer libro de antigüedades en la foja veintitrés“. La razón estribaba en que la cúpula en proyecto se pasaba de la altura a las proporciones recomendadas por este tratado y quedaba “desamparada y poco segura”, respecto a la acción de los temblores; mientras que la otra mitad de arquitectos opinaban que si se debía aprobar cómo se presenta en el proyecto, pues sus medidas de gruesos de pilares y macizos del cimborrio (tambor de la cúpula), “tienen más grueso que lo que demanda el arte” ya habiéndole bajado tres varas (2.5m), a la altura cuestionada. Serlio (de Bolonia) fue uno de los arquitectos italianos del siglo XVI que fue invitado por el rey de Francia a participar en la construcción del Palacio de Fontainbleau; sus libros de arquitectura fueron profusamente utilizados después en Inglaterra, Francia, España y Nueva España; revisando el libro y la lámina a la que se refirieron los arquitectos dictaminadores del proyecto, se trata del modelo de proporciones que tiene el “Templete de San Pedro “ en Montorio, (lugar en Roma, dominada entonces por España), donde según la tradición fue martirizado San Pedro, mandado construir por los Reyes Católicos en 1502, nada más y nada menos que al arquitecto Bramante, quien fuera el introductor del Alto Renacimiento en Roma, expresando en ese templete una pureza de líneas y proporciones que más tarde Serlio tomaría como uno de sus dibujos modelo para su tratado. En el 2009 realicé un estudio de este edificio donde ensayé un trazo comparativo de las proporciones del citado templete con la cúpula actual de catedral, que aquí presento ambos dibujos.
También las torres fueron objeto de discusión del proyecto de Baroccio, ya que unos opinaron que había que bajarles cierta altura, y otros comprobaron con Baroccio que su altura estaba proporcionada “a disminución de una sexta parte“ del cuerpo de abajo. Al final después de las discusiones, llegaron al acuerdo de que así se aprobara la planta y monteas , (cortes y alzados), y que la cúpula, que al fin faltaban varios años para llegar a su construcción, se discutiera y atendiera en mejor momento; así mientras se vería la consistencia del suelo y comportamiento de la obra, y esto le comunicaron al virrey.
PROBLEMAS CON LA TÉCNICA CONSTRUCTIVA o con el GASTO DE LA OBRA?
Inicia la obra en 1660, pero en 1664 Baroccio empieza a tener problemas. El Cabildo, preocupado por el costo, avance y tiempo transcurrido y apenas habiendo salido de la cimentación (4 años), manda hacer varios peritajes a varios arquitectos locales (Cardoso, los Chavida y Gregorio Cavello), los cuales en diligencias por separado, declararon que desde hacía tiempo habían observado a Baroccio que en la obra indicaba a los canteros muy sobrados los cortes de piedra, desperdiciando mucho; que había corrido cadenas de cimentación (a 6 m de prof. o altura), con piedra labrada para unir las pilastras, y que no era necesario (sino con solo sillarejo de mampostería), siendo un suelo de roca viva; que había desperdiciado movimientos de tierra de la excavación de las torres; que había terciado la cal y arena con la tierra de la excavación, “faltando al arte” en el muro testero del templo, y que cuando le cuestionaban dudas del proceso, él no les hacía caso, y sin mayor explicación solo decía: “déjenme que yo me entiendo”. Esto se llevó a queja y pleito del Cabildo con Baroccio al Tribunal de la Audiencia de México, el cual determinó sancionar a Baroccio rebajándola el sueldo a 650 pesos; luego él suplicó revisión, y la Audiencia le subió a 800 y al año siguiente a su sueldo inicial, pero en 1666, el propio virrey ordenó le rebajarán a 600 pesos anuales.
Es de hacer notar que a Baroccio no lo sancionaron por falta de capacidad en su oficio sino más porque no le importaban mucho los ahorros de costo en los procedimientos, caso contrario habrían determinado su retiro por incompetencia, cosa que no se dio, incluso en cierta ocasión de disgusto, tomó sus cosas y caballo para irse y no lo dejaron. Ante esta situación , y tal vez porque ya había estado preso por deudas en la Ciudad de México, quizá fue que no tuvo más salida que aceptar el castigo y seguir con la obra, cosa que hizo (sin que se haya sabido más de problemas de este tipo), por 28 años más, hasta su muerte en 1692. (continuará en la tercera parte). Saludos.
Luna Monroy, es la coordinadora de la Gaceta Cantera Hoy, es fotoreportera y ha colaborado en diferentes medios de comunicación impresos y digitales durante las dos primeras décadas de este siglo. Fue docente en las asignaturas de humanidades y letras a nivel medio superior y superior.