Por Abdias Martínez
Soplo azul hielo,
espacio que salpicas
como vendaval
hacia adentro,
aliméntame.
Desplome
de los párpados vencidos
cayendo desde el precipicio;
eco del vacío aerodinámico
circundando
desde el fondo,
lléname.
Invisible, multiplica
la mudanza de las hojas,
expande la vela
hasta el ocaso,
precipita soplos
de vapor inquietos,
despéiname.
Canta, vuela y vuelve
de mayo hasta el otoño,
elévame.
Espiral de alisos
refleja tu boca
hacia mi ventana,
desanúdame;
deslicemos nuestras ondas,
como tifón en el vaso
y, hasta el último aliento,
libérame.