Las mujeres indígenas de la Ribera del Lago de Pátzcuaro se han vuelto guardianas de los maíces nativos de la zona debido al valor agregado que les dan a los granos y la dieta cotidiana que ellas mismas se encargan de preservar, pues el maíz juega un papel fundamental en las mesas de los pueblos originarios. Lo anterior, de acuerdo con la investigadora del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental (CIGA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Campus Morelia, doctora Marta Astier Calderón.
A decir de la especialista, razas como el maíz dulce, mushito, purépecha y uarote aún se cultivan en las parcelas familiares o los huertos de traspatio, dotando a las familias de este alimento básico en su dieta cotidiana, pero además ayudando a su preservación, pues si bien algunos se han visto desplazados, e incluso amenazados, por la poca rentabilidad de los cultivos de maíz y la falta de jóvenes agricultores, son las mujeres quienes ayudan a mantener las razas vivas.
“La mujer, primero que nada, hay que tomarla en cuenta y, segundo, está un poco ligado con la posibilidad de darle valor a los productos de la milpa, a los cultivos y la forma de darle valor es la transformación, y la transformación es transformar el maíz en otras cosas, tortillas, tamales, gorditas, uchepos, etcétera y de eso se encarga la mujer”, explicó la especialista de la UNAM Morelia.
Además de la labor de la cocina y la transformación del maíz, también ayudan a difundir las especies, debido a que algunas mujeres ofrecen sus productos como parte de sustento cotidiano, todo con granos específicos que piden a sus esposos cultivar, tanto para autoconsumo como para comercializarlo, con lo que se garantiza que las especies se mantengan.
La investigadora del CIGA recalcó que, si bien ellas no buscaron este papel de preservación de los granos nativos de su lugar de origen, están conscientes de la importancia de sus actividades, por lo que consideró importante reconocer su labor cotidiana, tanto en sus hogares, como en aquellas quienes elaboran alimentos con base en estos maíces.
“El valor de la milpa y otros cultivos es la mujer, ya que las cocineras aquí son muy importantes en Michoacán” explicó Astier Calderón, quien destacó que esta labor de preservación no solo se apega al maíz sino que existen otros cultivos y las especies que se producen en ellos, y que se ven beneficiados por la labor femenina, “esta diversidad tan grande la domina la mujer, entonces tiene un papel fundamental el cual no se ha reconocido”, así lo consideró la investigadora.