Con 48 años de experiencia en la talabartería, don Leonel González Albarrán, ha sido premiado en el LX Conxurso Estatal de Artesanos del Domingo de Ramos, en Uruapan; galardón que le dio el pase nacional para la justa de El Gran Premio, en donde participa con una pieza tejida y elaborada cien por ciento a mano y que competirá con otros 22 trabajos de artesanos de la República Mexicana.
Don Leonel, tiene su local comercial, en el Mercado de Dulces y Artesanías de Morelia, desde hace 43 años. Cuenta que se inició como aprendiz del oficio cuando era adolescente “yo no era muy bueno para los estudios formales, pero mi padre un día mandó hacer una funda de cuchillo con un talabartero a quién le pidió me recibiera como aprendiz”. Su maestro fue el artesano Julio Montelongo García, originario de Uruapan, Michoacán, “Mi patrón era muy humanitario, no le gustaba cobrar su trabajo, tenía sus propias reglas. Cuando pude en compensación por sus conocimientos le traía materia prima de León para que él trabajara”.
Los inicios de este artesano, originario de Tiquicheo, fueron haciendo todo tipo de reparaciones. Más tarde se inició con la creación de chamarras, bolsas, cinturones, etc., menos calzado, la zapatería es otro arte, dice mientras enhebra una tira de fino cuero para dar forma a una cinta de piel vacuna y hacer una carrillera. “Mi maestro me enseñó a hacer de todo hasta monturas. No me dediqué a eso, pero fue mi escuela”.
El local de don Leonel, cuenta con una gran variedad de bolsas, tamborcitos, cinturones, chamarras, chalecos, carrilleras, carteras, fundas para celulares, entre otros artículos de piel, en este espacio él se siente feliz porque trabaja con la piel, cosa que le fascina, “me gusta hacer morrales porque les doy un toque en especial como un tipo de broche, con semillas, cuernitos de venado, uña de gato… A veces me encuentro un casquillo de bala, lo monto en un pedacito de cuero y hago un botón para mis morrales. La otra vez me encontré un caparazón de tortuga, aquí lo aprovecho con creatividad”.
Don Leonel tiene 61 años de edad y ha viajado por toda la república mexicana vendiendo sus artesanías, pero confiesa que sus piezas han traspasado fronteras “hay morrales que luego sé van a Tailandia, Indonesia o a otros lugares del extranjero. Tuve un cliente que era militar alemán y que me mandaba hacer sus fornituras de piel de lagarto: cinto, funda de pistola, cargadores, me los pagaba muy bien y se iba muy contento”.
Pieles como la del oso hormiguero, la cahuana, la lisa africana o la lisa de sudamericana, el sapo africana o cornudo, así como el sapo nacional, la rana, el jabalí, piel vacuna, ovina han sido trabajadas por este talabartero que sonríe y no deja el trabajo en ningún momento mientras cuenta “las piezas más raras que me han mandado a hacer son porta trajes de baqueta. Una vez vino un señor que tenía un caballo fino, se le había salido la pesuña y no quería matarlo porque lo necesitaba como semental, me pagó para hacerle un zapato para que no le lastimara tanto la salida de la pesuña. Otra vez me mandaron a hacer una cubierta como la montura de un camello, aquí en México y yo pensaba, En México no hay camellos”.
Son muchas las anécdotas que don Leonel pudiera contar sobre cómo ha vendido su mercancía por el hecho de portarlas o modelarlas. “Yo me colgaba un morral y me iba al banco de aquí de la ciudad y me lo veían lucir, entonces me lo compraban. Otra vez fui a visitar a una hermana a Sinaloa y en Nayarit me baje del autobús, yo traía un morral donde cargaba mis triques y también lo vendí. Otras veces me ponía mi cinturón y funda de piel de sapo en los jaripeos y en un rato lo vendía. Lo mismo pasó con un chaleco de piel de jabalí.” contó con gran satisfacción y finalizamos la platica.