El tema es la representación política de las mujeres en el espacio público, que hoy es el logro más importante que se ha dado en América latía y en varias regiones de África,. Gracias a las francesas, no solo es conceptualizar sino pasar de una exigencia de cuota que era que las mujeres estuviéramos en el espacio público, a partir de las décadas de los 80 y 90, en una concesión hacían los que ejercen el poder a tener hoy conceptos como paridad, dijo la feminista y activista Gabriela Molina Aguilar, quien además ha realizado una vida laboral pública por varios años en el estado en distintos cargos y dependencias.
La también académica y politóloga, Molina Aguilar, inició su participación en el “Diálogos de feminismo trasatlántico”, durante la X edición de la Fiesta del Libro y la Rosa, al introducir el tema y rememorar a las “feministas francesas, cuando se les objeto que el principio de libertad, igualdad, fraternidad que fundamenta el Estado francés moderno, no podía establecer la cuota, se pusieron a reflexionar que no eran cuotas: Somos la mitad de la humanidad”. Alcanzó en su discurso el tema de la paridad, “había que obtener un acto de justicia mayor. Qué avanzamos y cuáles son los retos de manera puntual”.
Expuso que diferentes estudios muestran que las variables socioculturales y económicas no tienen que ver con que se esté o no en los espacios de poder. Datos muy concretos “las mujeres en Japón tienen casi los mismos ingresos y un amplio desarrollo, sin embargo, están excluidas del espacio público por un tema de tradición, simplemente no es parte de la legitimidad que ellas aparezcan. Nos deja claro que no es solo el tema económico, las barreras están en muchas otras estructuras”.
Sociedades como la norteamericana tenía dos motivos, expuso, porque las mujeres no estaban en los espacios de poder y toma de decisión, la primera referencia es que el gobernante norteamericano está muy vinculado al poder bélico, es jefe de las fuerzas armadas, Estados Unidos es una potencia. La otra es que como tienen reelección, las clases políticas perduran por mucho tiempo, así que el senado apenas en los últimos 10 años ha tenido una fuerte presencia de mujeres y de otras minorías que es un concepto debatible de otros grupos étnicos y hasta años recientes la última elección es que puede verse a mujeres afrodescendientes o a senadoras norteamewricanas.
Ya estamos en los espacios de poder, no es suficiente
Sobre el hecho de que las mujeres actualmente se encuentran en los espacios de poder, afirmó Molina Aguilar, “el debate ya quedo atrás minorías, cuota, merito, todo lo que se logró descontar. La posibilidad de estar en el espacio público es posible, las mujeres de más poder son tres en términos reales, imaginarios y simbólicos. La representación se expresa en tres niveles, es: Claudia Sheinbaum, que gobierna a la mayoría de ciudadanos y ciudadanas de este país. Norma Piña, la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y las ocho gobernadoras en la República”.
Sin embargo, afirmó que “presencia de mujer no es igual a políticas que impulsen la igualdad, ese es el gran reto. Cuando se cuestiona de que sirven hoy en Michoacán, hay un ejemplo positivo, hoy están 25 mujeres en el Congreso, frente a 15 varones, que suman un total de 40 diputados”.
Qué tenemos que hacer las mujeres hoy en el espacio público
Entonces, ante la aseveración de la presencia de mujeres en espacios públicos importantes, Gabriela Molina, también indicó que los retos continúan “Primero afrontar la misoginia que se incrementa cuando una mujer está en el espacio público, hay una agresión verbal distinta. Sobre estos las teorías dicen, que hace falta lograr estos pactos que milenariamente tienen los hombres. Hace falta establecer códigos entre mujeres en espacio de las iguales, espacio de las idénticas. Nos hace falta hacer alianzas que hacen los hombres aun en la guerra”.
“Las mujeres son juzgadas muy duramente cuando se equivocan. Aún hay un sesgo y un juicio sobre la mirada pública y la vida privada, sobre la vestimenta que quita tiempo. En comparación con un hombre, sus vidas privadas no importan puede tener novias, amantes; pero una mujer está vigilada, el amarillismo quiere saber cosas que nada tienen que ver con la toma de decisiones. Solo una de cada tres mujeres que están en el espacio público de acuerdo al Estudio Interparlamentario, que rastrea a las legisladoras en todo el mundo, tienen descendientes, parejas; mientras que el legislador barones tiene parejas porque han sabido compatibilizar tienen hijos e hijas”.
El costo de estar en el ambiente público es que seguramente no tendrás una vida compartida o podrás tener familia.
Otro gran reto
Aun la apuesta por la permanencia en la ocupación de espacios públicos es un reto, “el otro gran reto es que esta presencia signifique algo en el quehacer público cotidiano. Michelle Bachelet, dice cuando una mujer entra a la política puede cambar todas las formas de hacer política y eso ha generado otras afrentas: el cuidado de las infancias, el derecho al cuidado, que sea remunerado el trabajo en casa y todo lo que es el reto para llegar a la igualdad”
Presencia de las mujeres no necesariamente significa agenda por la igualdad, la ganancia es que ya estamos, no hay vuelta atrás. Se nos juzgará doble. Nos equivocaremos más. Nuestra disputa será más pública porque estamos aprendiendo estos códigos.
Esta ponencia fue impartió dentro de la actividad “Diálogos de feminismo trasatlántico”, durante la X edición de la Fiesta del Libro y la Rosa, con la participación de Rajae El Khamsi, Marcela Magaña y Gabriela Molina, la moderadora fue Caterina Camastro.
Gabriela Molina Aguilar es doctora en gobierno y administración pública por la Universidad Complétensele Madrid, tiene estudios en políticas públicas y derechos humanos, es activista por los derechos humanos de las mujeres y fundadora de las organizaciones como: Mujeres por la Paridad, y Mujeres Organizadas. Pertenece a la red de Politólogas