Ensayo hipotético. J. Cabrera, 2023
Su esencia y posible patología constructiva
De lo descrito en las dos partes anteriores de este ensayo, resumo lo siguiente:
1.-Sus dimensiones en planta fueron de 35 varas de ancho x 70 varas de largo, cuerpo del templo) más otras 16.5 varas que tenía su anexo posterior donde hubo dos capillitas de oratorio para sacristán y campanero.
Observación- Planta bastante amplia y suficiente para contener los espacios propios que demandaba un programa arquitectónico catedralicio.
2.- Su altura.- No se conocen planos de alzados, pero sabemos se usaba proporcionar la altura en base al ancho de la nave; nunca menor a 3/4 partes de la misma, medida de la nave central, o sea 3/4(10)=7.5 varas; que en este caso, por su carácter de iglesia catedral, no podía ser muy baja, así que podría bien llegar a las 10 varas de altura, o sea de un cuadrado; en los documentos se habla de un coro de músicos y colegiales que suponemos debía ser coro alto, lo que implicaría caber en esa altura; así que sería proporción cuadrada: 10 varas = 8.4m de altura interior como mínimo del piso al lecho bajo de los envigados).
3.- La altura físicamente proporciona el espesor de los muros; que cuando recibían bóveda, el mínimo espesor se especificaba en una 1/5 parte del claro interior; pero en este caso no había bóveda y los envigados transmitían carga completamente axial a los muros sin empuje, pero sí concentrada en que una porción de los muros recibía en apoyo a las vigas madrinas. El pitipie de la planta nos dice que el espesor de los muros era de una vara, módulo dimensional de proporción para todo este templo, así como la basa de los pilares también. No indica el plano contrafuertes exteriores inmersos en los muros de adobe para contrarrestar la carga de las madrinas, pues aunque no estaba cubierto con bóveda, en el movimiento del temblor si empujan las vigas madrinas a los muros y naturalmente tienden a agrietarse.
La esbeltez de los muros se comprueba aquí en la correspondencia de su espesor como 1/5 del ancho interior libre de la nave colateral. También la planta del plano detalla trasdosamientos en los vanos de las puertas, lo que indica que tenían marcos de cantería con portadas exteriores e interiores que estas últimas pudieron también ser de madera.
4.- Por el ancho de los muros, las piezas de adobe debieron tener 1/2 vara de ancho x 1 vara de largo espesor del muro colocado el adobe a “tizón“, y x 1/4 de vara de grueso.
Aunque el sistema de adobes no era el modo constructivo más común de los indios, lo era la piedra con barro, y muros domésticos de bajareque, ya habían sido adiestrados en muchos pueblos por los españoles y lo llegaron a hacer de manera excelente, con buenos barros y refuerzos de paja o huinumo de pino, como lo están los adobes del templo de la Compañía de Pátzcuaro; y además les representaba mayor rapidez constructiva, pues los bancos de cantera cercanos, que seguro ya tenían localizados, pero en ese tiempo de crisis difícilmente serían explotados, así como ya desde 1550 el virrey de Mendoza fue informado por los indios de la existencia tres bancos cercanos donde había mucha cal, situados en los pueblos de Tarímbaro y Matalzingo, (Charo), Capula y en Chiquimitio, y dispone de inmediato “que se haga merced de ellas para la ciudad de Michoacán, antes de que algunas personas particulares se quisiesen entremeter en tomar las dichas caleras”. <Lemoine>; el virrey Mendoza, sabedor de lo importante que era el abasto de cal para construir una ciudad, pudiendo suponerse que ya en 1577 también se podría tener cal para enriquecer los baros o aplanados enlucidos o utilizarla para unir la piedra de cimientos de la primitiva catedral.
5.- El sistema de terrados y enladrillados en azoteas planas ha sido el sistema constructivo de toda la antigua Valladolid, a diferencia de Pátzcuaro; y sabemos de sobra que es muy buen sistema que aparte de tener propiedades térmicas, acústicas e impermeables si se le da corrida anual de mantenimiento antes de las aguas, funciona estructuralmente mejor si la viguería es apoyada sobre muros de piedra que de adobe, aun cuando la piedra esté unida solo con mortero de barro. Tal vez en un principio esta iglesia fue cubierta así en las tres naves; y si por las prisas la madera estuvo verde, no sazona, pues no tuvieron tiempo de curarla, una vez puesta, trabajó torciéndose y esto reventaría los enladrillados, con la consecuente filtración del agua de lluvia.
En un documento de 1584 dice; “las cabezas de las vigas que estaban metidas en las paredes como debajo de los terrados, estaban tan podridas y gastadas que de ninguna manera podían servir ..,por estar metidas entre adobes y barros”.
El otro documento de 1617 se habla de la primitiva catedral que “se hizo de adobes y cubierta de terrado, entre tanto se edificase la iglesia principal …y que“ por haber caído por las muchas aguas las vigas y estar sin techo la capilla mayor, se quitó el retablo y el Sagrario de ella, y se puso en la nave de en medio … suplicándole se hiciese ya de cal y canto, de la misma manera y por la orden de las demás de este reino”, apelando a una cédula de 1576 en que se manda se haga un proyecto para la nueva catedral.
En 1620 se les otorgaron cuatro mil pesos “para que con ellos se haga lo más forzoso” mientras se hacía el proyecto de una nueva que midiera “150 pies”.
Para esto, Fray Diego de Basalenque, prior entonces de los agustinos y eminente constructor, interviene como perito solicitado en 1620, para argumentar que 150 varas sería insuficiente para la nueva catedral, declarando que “es imposible que en un espacio tan breve se pueda edificar la iglesia catedral con coro suficiente, para veintiún prebendados, colegiales, músicos, ni comodidades de iglesia para los vecinos“. También declaró que la catedral primitiva “tiene el coro muy apretado y no caben con suficiencia los vecinos; que está muy arruinada, en que dos naves de ella en tres partes están vigas quebradas y muchas tablas …” …”Que la catedral nueva sea al menos de ochenta varas de largo y aún le parece muy corto, por lo que va creciendo el pueblo”. nótese que ya en 1621 se nota mejor ánimo en la economía y se hablaba de un pueblo creciente y renovado propósito para proyectar una nueva catedral, que ya para entonces les habían pasado poco más de 40 años con la sufrida catedral provisional, sin saber que tendrían que esperar otros 40 para iniciarla, más otros 40 para poder celebrar en la nueva, y mientras, no había de otra más que arreglar la ya bastante sufrida iglesia primitiva.
Ya a finales de ese mismo año de 1620, hablaban de presupuestos para la nueva catedral en el orden de 150 mil pesos, si se hacía de 80 varas.
6.- Pasan más años y en 1644 Sebastián de Guedea alarife de la ciudad y Juan de Santiago, maestro de lazo y armaduras, hacen peritaje sobre el estado de la catedral primitiva, que ya cumplía 64 años, y donde se destaca la siguiente descripción en lo que hace a su deterioro: “ todo el aposento por las cuatro esquinas sentido y con rajaduras y a la salida de la torre, está toda la pared muy lastimada… la nave del altar mayor en la testera de ambos rincones tiene sus rajaduras ., y pareció a todos amenaza de ruina por las paredes que estriban a las vigas, por estar muchas tijeras desmentidas de sus anclajes, porque la pared de un lado a otro sobre que estriba la dicha armazón y argamasa y el enladrillado están combadas y salidas afuera.,“ Es de hacer notar que estos arquitectos a pesar de lo alarmante de su dictamen terminaron estimando que la reparaban en treinta mil pesos poco más o menos; así que si tenía compostura. También tristemente dijeron que “la causa principal del estado de ruina de la iglesia es por ser los materiales qué hay en esta ciudad, de arena y cal tan malos y las maderas que se pudren luego”…
A este respecto, nótese que ya hablaban de cal, y a pesar de que estaban las tres o cuatro caleras cercanas ya descritas, se quejaban de su calidad. En esto tal vez tendrían razón cuando sabemos que medio siglo más tarde se tuvo que traer la cal desde Etucuaro para la catedral y el acueducto; en lo tocante a la buena arena es quizá que no servia de mucho la poca que podían obtener arneada de los rios grande y chiquito, a diferencia de arena que sabíamos había en los arroyos de la Hacienda del Rincón que se pudo usar después para la ciudad y era de muy buena calidad, la que no podían obtener por alguna causa.
Otro punto es hacer notar que unos muros altos de adobe y tan largos concentran sus esfuerzos en las esquinas, que es donde deben estar bien trabados y enlazados los aparejos de adobe, de manera contrapeada y sería por eso que en la revisión de Guedea y Santiago hacen referencia a las grietas en las esquinas.
Otro punto es que en el plano de Chavida de 1621, se nota en el muro testero dos pasos diagonales que comunican al campanero con el presbiterio del altar, pero abriendo la esquina lo cual también pudo haber causado la grieta que acusaba la separación del retablo con el muro testero.
Los muros de adobe son muy sensibles a las tensiones y se suelen abrir y deformar, haciendo que en la mayoría de los casos solo espantan, porque las grietas primarias trabajan disipando la energía de los muros, los que, por el barro, tienen gran capacidad de deformarse antes del colapso, más aún si están arriostrados con vigas perpendiculares de madera.
Cuando hablan de “tijeras“ se refiere a armaduras de madera a dos aguas; techumbre que pudo incorporarse después como solución a las goteras de la azotea al menos en el cuerpo de las tres naves, dejando la azotea de la franja del Bautisterio, Sagrario y Sala de Cabildo con enladrillados para tener acceso caminando al campanario de la torre, si es que está estaba al frente como lo era común, de lo cual trataré en la cuarta parte.