Juan Cabrera Aceves
IGLESIA CATEDRAL de la TRANSFIGURACIÓN DE JESUCRISTO; de Valladolid/ Morelia. [Su historia constructiva].
(PRIMERA PARTE de CUATRO).
La construcción de la nueva Catedral de Michoacán en Valladolid hoy Morelia, marcó un parteaguas en la historia constructiva de la ciudad. Pasó más de medio siglo con casi nula construcción de iglesias en la ciudad durante la primera mitad del siglo XVII. Después de la muerte de Vasco de Quiroga, (que había construido cimientos y muros de una catedral de Michoacán en Pátzcuaro con un proyecto único en su tiempo y en el mundo, con características formales acordes al pensamiento reformista para la Iglesia de su tiempo y con una grandiosidad dimensional impresionante), la sede catedralicia se traslada a Valladolid en un templo provisional, que consistía en una primitiva iglesia de adobe y madera (que llegó a incendiarse), y [ que no fue tan pequeña, pues sus dimensiones fueron de 35 x 80 varas castellanas, ( 29 x 67 m) ], ni tampoco fue provisional pues funcionó en ese carácter por más de 80 años. <Mina R. Montes>.
No se sabe del lugar exacto donde estuvo plantada, pero para el que escribe, existen datos que pudieran comprobar que estuvo en las inmediaciones de la actual plaza de armas y cerrada de San Agustín.
EL NUEVO PROYECTO. (1658). En ese año el arquitecto italiano Vicenzo Baroccio de la Escayola, fue invitado por el virrey para hacer proyecto y postura para “maestrear” y construir la iglesia catedral de Valladolid, “por concurrir en él, la práctica e inteligencia para desempeñar una labor de tan alta estima “. En febrero de 1660 el virrey sometió el proyecto de Baroccio a la revisión de los arquitectos de México y Puebla, Luis Gómez de Trasmonte, Rodrigo Díaz de Aguilera, Martín López y Pedro Ramírez, quienes vieron bien el proyecto en su planta y en cuanto al repartimiento de “ancho y largo de la nave mayor de en medio y las dos procesionales y colaterales del Altar de los Reyes, Sagrario y Coro“ estaba bien; cuestionaron a Baroccio si iba a poner cadenas de piedra en la cimentación a manera de cuadrícula por los ejes de los pilares, a lo que dijo él que sí, pero que “no las representaba porque no se acostumbraba a hacerlo, sino que se dejaba a disposición del maestro mayor de la obra“. Esta revisión no fue del todo aprobatoria, ya que se discutió entre los arquitectos dos temas muy interesantes del proyecto: el diseño de la cúpula y las torres, tema que, por espacio, relataré a detalle en las siguientes cápsulas.
En el siglo XVII, ya empezaba a difundirse en Europa la racionalización científica de las estructuras, y rápidamente después en América; sin embargo, no he encontrado ya haberse aplicado para el cálculo del dimensionamiento de este edificio, [considerado el proyecto religioso más ambicioso del siglo XVII en Nueva España], sino en el proporcionamiento geométrico arrastrado del medioevo y renacimiento europeos, pero ciertamente guardado en el secreto gremial de los arquitectos del momento.
La planta aprobada de tres naves con crucero central, correspondía al esquema heredado de planta basilical, pero con bóvedas. (cuerpo central más alto que los colaterales), sirviendo para que estas últimas apoyen a la de en medio y transmitan el empuje hasta los contrafuertes inmersos en los muros exteriores, que en el caso de este edificio lo hacen a través de elegantes “botareles” curvados, que además conducen el agua pluvial del cuerpo mayor. < Cabrera J. Templos novohispanos ….>.
EL ARQUITECTO
Poco sabemos aún de este hombre; Vicenzo Baroccio por sus apellidos se infiere que era italiano, y por su apodo que tenía incluso antes de llegar a Valladolid, “el romano“, que su origen sería de Roma, con nacimiento aproximado en 1600, ya que en 1672 declaró tener 72 años. De su formación en Italia no se tiene noticia; se sabe que trabajó en México en las obras Palacio Real, donde debió conocer al virrey; hizo un proyecto en 1656 para las cárceles del Santo Oficio, que no se hicieron. Dejo ver que tenía una personalidad dura y peculiar, además de una capacidad de oficio que fue polemizada en un principio en Valladolid , quizá parte pretextados por la presión de gastos de obra a la Iglesia, aunado a la grilla de celo profesional de que fue objeto por colegas locales de su tiempo; ( algo común aún en nuestros días ), pero ya veremos más adelante como al final, e incluso post- mortem, le fueron reconocidas sus habilidades constructivas, tanto por obispos como por sus aprendices y trabajadores.
Continuará en Segunda de cuatro partes