Una suscripción popular hizo posible que se reunieran los fondos para el pago del monumento al General José María Morelos y Pavón en el antiguo Barrio de San Pedro. Con un costo planteado en 80 mil pesos mexicanos, el proyecto fue sometido a concurso, no exento de diferencias con los autores elegidos por un jurado calificador y que derivó en un retraso de año y medio respecto a lo originalmente previsto.
Planteado para inaugurarse en el aniversario de la Independencia, el monumento ecuestre fue inaugurado el 2 de mayo de 1913, fecha en la que se celebró el 101 aniversario de la ruptura del Sitio de Cuautla.
Tras apuntalar que “la hermosa figura del indomable Cura de Carácuaro y Nocupétaro tiene todas las características de la inmortalidad”, el escritor Enrique Arreguín Oviedo señala que Aristeo Mercado dictó el 16 de agosto de 1901 el acuerdo para erigir “una estatua ecuestre en honor del mencionado Héroe, la que será colocada en la glorieta central del Bosque de San Pedro”.
El mismo decreto ya establecía que la construcción de la estatua “será cubierta por suscrición (sic) popular, que se abrirá en el Estado, pues la mente del Gobierno es que el pueblo directamente tribute ese alto homenaje a uno de sus libertadores, que lo merece como el que más puede ser acreedor a ello”.
Con este propósito se creó una Junta Central, a cargo de la organización de los trabajos, la que lanzó “una emisión de billetes con valor de uno, cinco, diez, quince, veinticinco, cincuenta centavos, un peso y cinco pesos, que estando al alcance de todas las fortunas pudieran ser adquiridos por los ciudadanos que quisieran demostrar así su civismo”.
El 30 de septiembre de 1901 se llevó a cabo una corrida de toros con tal fin, acumulándose la suma de mil 060 pesos con 30 centavos para el monumento.
Además de lanzar y crear en municipios michoacanos varias juntas para acopiar los fondos, la invitación se envío a los gobernadores de los estados. “Todos”, indica Arreguín, “tomaron los $25.00 en billetes del monumento que se les adjuntaron, produciendo su concurso la suma de $575.00”.
Los diputados michoacanos del Congreso General y aquellos radicados en la ciudad de México, aportaron $312.11 pesos los primeros y $176.90 los segundos. El arzobispo Atenógenes Silva aportó $500 pesos “a reserva de ampliar más tarde este donativo”.
El 30 de junio de 1905, los fondos recolectados ascendían “a la respetable suma de $32,313.39” pesos.
La convocatoria
En enero de 1903, la Junta Central “lanzó una convocatoria al arte sin distinción de Patria, fijando las condiciones del monumento: estatua ecuestre del Héroe vista al tamaño natural, material de construcción, figuras alegóricas al gusto del artista, el costo no debería exceder de $80,000 y un jurado calificador compuesto de personas competentes que residieran en México otorgaría dos premios, uno de $1,202.00 y otro de seiscientos a los mejores proyectos, aumentándose en un 25% si los bocetos venían detallados”.
Según la convocatoria, el concurso debería cerrarse el 30 de septiembre de 1903, lo que generó el interés de artistas extranjeros y no tanto de los mexicanos. El barón Guillermo Wodon de Sorine, residente en la época en el país, convocó a los artistas amigos suyos de Nueva York, Bruselas y París, a participar.
El plazo para recibir propuestas, se amplió hasta el 31 de mayo de 1904 “y después a solicitud de uno de los concursantes, hasta el 30 de junio del mismo año, fecha en que se cerró definitivamente”.
Finalmente, se recibieron 12 proyectos, remitidos al jurado que integraron los ingenieros Roberto Gayol, Luis Salazar y Porfirio Díaz. De esta docena de proyectos, se eligieron sólo cuatro, los que se enviaron con los lemas “Cuautla”, “Roma-Morelia”, “Roma-Amor” y “Adelante”, designando el primer premio a “Roma-Amor” y el segundo a “Roma-Morelia”, de los autores italianos Julio Tadolini, profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Luca; y de José Inghillieri, joven artista siciliano.
El Jurado Calificador consideró que “ninguno de los proyectos presentados llena completamente las condiciones de la Convocatoria”, por lo que esperaron a que los interesados reunieran los datos complementarios “que permitan calificar sus proyectos desde los diversos puntos de vista que deben estudiarse para dictar una resolución lo más acertada posible”.
Sin embargo, Tadolini argumenta tras conocer el fallo que el gobierno estatal debería comprometerse a construir el pedestal del monumento, la colocación de las estatuas y la decoración así como del transporte de la obra, desde el puerto de Génova hasta Morelia, propuestas que fueron objeto de diferencias al negarse la Junta Central a lo planteado por el artista, quien se consideró agraviado al negarse a que los 80 mil pesos fueran el costo total de la obra completa y no sólo “para las estatuas”.
Tadolini solicitó entonces el pago de 200 mil liras italianas en oro. Estas diferencias generaron que Inghillieri pujara porque se le concediera la obra, la que planteó realizaría por un costo incluso menor a los 80 mil pesos fijados en la convocatoria.
Tras un intercambio de misivas, que incluso llegó por parte de Tadolini al Real Ministerio de Negocios Extranjeros en Italia, la Junta Central rechazó las propuestas del artista, al argumentar que su elección no le daba derechos para determinar la naturaleza de la obra, al igual que con el pago que se planteaba que el propietario de los proyectos elegidos era el Gobierno de Michoacán, lo que rechazó finalmente el autor del proyecto elegido en primer lugar y se concluyeron las negociaciones
Así, Inghillieri a solicitud de la Junta Central, presentó un proyecto con sus proposiciones, con la propuesta de que se le abonaran mil liras italianas mensuales como abono de honorarios; venir a Morelia tres meses y regresar a Roma a ejecutar la obra, “cobrando por el viaje y gastos de su estancia en Morelia la suma de $1,822.00 pidiendo además que se le proporcionara local a propósito para su taller, un carpintero, un mozo y la arcilla necesaria para modelar”.
En suma, la propuesta de Inghillieri tuvo un costo de 138 mil 200 liras italianas, propuesta que aceptó la Junta Central.
El artista italiano llegó a Morelia el cuatro de junio de 1908 y con arcilla traída de Zinapécuaro, Maravatío y Pátzcuaro, empezó a trabajar. El 25 de febrero de 1909, el gobernador Aristeo Mercado colocó la primera piedra del monumento.
En mayo de 1910, el artista anunció que se habían embarcado hacia Veracruz la estatua de la Independencia y los dos bajorrelieves, y aunque anunció que se encontraban en el mismo trámite las estatuas de la República y la ecuestre, ésta última tuvo un desperfecto que impidió su llegada a los festejos por la Independencia, al fundirse el caballo “resultó una deformidad que hizo perder las ceras”.
Este hecho, generó una nueva disputa en torno al monumento, ya que Inghillieri reclamó un pago extra y se enlazó en una serie de misivas con la Junta Central para defender sus argumentos, lo que retrasó la conclusión de la pieza ecuestre hasta el 26 de marzo de 1911, cuando anunció que estaba fundida y empacada, aunque la disputa se mantuvo todavía unos meses y en resumen fue entregada año y medio más tarde del compromiso original planteado para el 30 de junio de 1910.
El 12 de enero de 1912, el gobierno estatal bajo el interinato de Miguel Silva como gobernador, recibió la noticia de que a bordo del vapor “Puebla” y procedente de Nueva Orleans, “había llegado la estatua tan esperada y desde luego se gestionó su transporte a Morelia, donde juntamente con las demás piezas del monumento, permaneció enhuacalada por más de un año” hasta su develación pública, el 2 de mayo de 1913.
Fuentes:
En su totalidad este texto fue editado en base al libro A Morelos. Importantes revelaciones históricas. Autógrafos desconocidos de positivo interés. Inauguración del Gran Monumento en Memoria del Héroe Inmortal, de Enrique Arreguín Oviedo, publicado en 1913 y reeditado por la Universidad Michoacana en 1978.