Si esas viviendas de puerta y ventana del Centro Histórico de Morelia están ocupadas, si hay condiciones para que se habiten, habrá una condición natural para recuperar el centro. La pandemia hace reflexionar en el modelo de vida que vivimos, a la ocupación indiscriminada del territorio, al consumo de los recursos naturales sin mayor sensibilidad. La pandemia vivida durante estos dos últimos años obligo, además, a movernos en ámbitos de proximidad, a ir a la tienda más próxima a hacer el mandado y generamos actividades cercanas donde vivimos.
La vida del orden tiene más sentido común que cualquier otro estilo de vida. Hay que volver a ocupar el barrio del Centro Histórico de manera cotidiana en donde rescatamos los oficios como el zapatero, la carnicería, la costurera o el modista, la tiendita de la esquina. Los modelos de macroeconomías no funcionan, son un fracaso. El éxito está en el ámbito local, desde la vida de comunidad y funciona siempre; el mercado es hermoso, todo fresco, huele bien, es un espectáculo. La vida comunitaria desde la defensa de nuestras tradiciones, nuestra cultural, el amor por el prójimo y a la naturaleza es lo que puede ayudar a recuperar el Centro Histórico, más allá del conocimiento que se puede adquirí para hacer estudios tectónicos o del tipo que sea a una construcción. Vale más vivirla. La señora o un miembro de la familia pone barniz a las ventanas, encalar el muro, aplicar impermeabilizantes con acciones sencillas. Por eso la conferencia se llama: Reconocer el origen como un camino hacia el futuro.
Expuso, Sergio Adem, delegado del INFONAVIT, en Michoacán la tarde del 13 de diciembre, de 2021; durante el conversatorio “Morelia 20-50 una prospectiva de la Ciudad de las Canteras Rosas”, mismo que se realizó en el Centro Cultural Clavijero a las 17: 00 horas, en el marco del 30 aniversario del nombramiento de la capital michoacana como Patrimonio Cultural de la Humanidad (UNESCO, 1991)