Autor: Luna Monrroy
Morelia, Michoacán.- Localizado a un costado del Centro Cultural Clavijero, en la esquina de la Avenida Madero, con la calle Valentín Gómez Farías, se encuentra el Mercado de Dulces y Artesanías de Morelia, segundo edificio turístico más visitado en la capital, después de la Catedral Metropolitana.
El sitio es un rincón de sabores, colores y texturas, donde se puede encontrar el regalo perfecto para cualquier ocasión con identidad muy michoacana. Recientemente cumplió 53 años de su fundación y espera por una segunda remodelación hacia el sur de su construcción.
Este espacio típico de la ciudad cuenta con 171 locales que dan trabajo al mismo número de comerciantes formales, quienes viven de la venta de dulces, artesanías y souvenires.
Construido en 1968, para dar espacios formales a vendedores que ofertaban sus productos en el Portal Matamoros, se acuerda Ana María Raya, fundadora de este espacio: “de niña, mi madre vendía nieves y artesanías en el Portal, entonces filmaron una película llamad ´Y Ahora Brilla el Sol´ (The sun also rises. Morelia, Michoacán, México, 1957) y nos cambiaron a la Plaza Benito Juárez, éramos un grupo de comerciantes de artesanías y dulces a quienes nos brindaron tiempo después un espacio más digno, en donde nos han visitado grandes artistas de todo el mundo, gracias a los festivales de Morelia, recuerdo haber conocido a Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Marco Antonio Solis, Ana Bárbara, Erick del Castillo, El Loco Valdez, entre otros”.
Socorro Xalapa Negrete, de 73 años, afirmó haber llegado al Mercado de niño. Sus papás tenían un taller de guitarras de Paracho y las vendían acá. Ahora sus hijos y nietos también se dedican a la venta de esta artesanía. “Cuando llegamos iban ya a hacer la antigua Central Camionera. Nos tocó iniciar de vuelta y no fue fácil. Con solo 77 locales que hizo el gobernador Agustín Arriaga Rivera, apoyado por el presidente municipal, Alfonso Martínez Serrano, inauguraron el Mercado de Dulces y Artesanías de Morelia, Valentín Gómez Farías, un 14 de septiembre, de 1968; en donde antes fue una escuela de Artes y Oficios, que eran parte del Palacio Clavijero y en donde hoy podemos encontrar una gran variedad de más de mil piezas artesanales del país”.
Elena Raya Maciel, también precursora, comentó que fue en el año de 2001, cuando llegaron los comerciantes que hoy ocupan los pasillos del inmueble, pues en otro tiempo ahí había bancas de cantera que ya no se ven por los puestos, además la placa de bronce de este inmueble permanece en un espacio, detrás de unas sillas, en una covacha de la administración del mismo mercado, debido a que no hay una pared donde pueda colocarse dignamente, pues lo que queda libre es de tablaroca y no soportaría el peso.
Esta plaza de abundantes frutos cristalizados, cocadas, ates, rollos de leche, obleas, moreliana, frutos secos, cajetas, rompopes, mezcales, mermeladas, tamarindos y más de 300 dulces que aquí se pueden conseguir, fue remodelada en 2015 con recursos del programa FONATUR, entonces se cambiaron pisos, se ampliaron los locales y se le dio mantenimiento a los techos, pero se espera que para esta administración municipal (2021-2024) se termine el trabajo de remodelación entonces inconcluso, dijo Angélica Manríquez, encargada de la administración de esta plaza.
Para entrar al mercado Valentín Gómez Farías, hay un filtro sanitario que proporciona gel antibacterial a los visitantes y mide su temperatura, pero no se guarda la sana distancia, además no se cuentan con suficientes rampas para el acceso de personas con discapacidades motrices, así como hay más locales de los debidos en las entradas y salidas que generan aglomeración.
Anterior a la pandemia y para festejar el aniversario de este lugar los locatarios organizaban la Feria del Dulce y la Artesanía y hoy esperan generar alternativas que les permitan seguir vendiendo sus mercancías. que además son fabricadas artesanalmente y que pasan del productor al vendedor para evitar intermediarios y así evitar las imitaciones, pues aseguran mermarían sus ventas.