Juan Cabrera
Segunda parte
Ya incorporada su arquería a principios del siglo XVIII, sustituyendo a las canoas. canales de madera purépechas que en su idioma llamaban “checaquas”, construyeron el canal de piedra sobre la hermosa arquería que hoy tenemos; pero para comprenderlo mejor tenemos que saber cómo funcionaba:
Primero entender que llevaba un flujo de agua constante cuyo gasto hidráulico de 90 litros por segundo superaba tres veces los requerimientos de uso doméstico promedio que demandaba la ciudad en la mayor parte del periodo novohispano, entonces también había que desaguarlo hasta a los ríos y en los trayectos de sus desagües y poder ser aprovechado para riego agrícola. Su pendiente de plantilla del canal promedio en la arquería es del 0.14 por ciento, aunque con variantes muy pequeñas a medida que se detenía al llegar al tramo terminal de la ciudad, datos que anoté calcularon mis maestros C. Bravo Nieto y Fernando Ojeda en 1998.
Estoy seguro que fue uno de los acueductos de mayor caudal del periodo novohispano, y superior a muchos de Europa, pues los acueductos de Querétaro, Acámbaro, Zacatecas, y Chapultepec entre otros, incluso el ya famoso y patrimonio mundial acueducto de Tembleque, llevaban menor caudal; de los europeos, como el de Segovia, Mérida, Sevilla o Chelva, y otros que no se han conservado, también registran menor caudal.
Para controlar el flujo, se podía hacer con el sistema de compuertas de madera en ranuras de las bocas del canal situadas en las cajas de agua, que eran construcciones para decantar sólidos como lo era la que está al inicio oriente de la arquería y otras con funciones derivadores que controlaban la dirección del flujo desviándolo a otros canales de desagüe mientras hacían reparaciones del canal principal que entraba a la ciudad, o para “tandear“ mercedes de riego, como la hermosa y bella “caja de la cúpula“, orgullo nacional, pues inconscientemente todos la traemos en la bolsa en un billete de 50 pesos, donde también pusieron a la mariposa monarca y al pescado blanco, pues esta caja también es bella por dentro si entendemos su funcionamiento:
PASO 1.- Se vertía el agua del canal a la fosa de la caja, impidiendo el flujo al canal que seguía a la ciudad por medio de compuertas. La caja tenía una exclusa pegada al muro con una cavidad baja de cada lado de norte a sur, con compuertillas para desagüe en a los dos canalés laterales ya a ras de tierra, que uno era para regar parcelas al norte hasta desaguar al río grande y otra al sur para regar igual y desaguar al río chiquito.
PASO 2.- Al llenarse la fosa, el agua pasa por unos orificios de 11 centímetros, cerradas las compuertas de las salidas a los canales laterales, se llena la exclusa de cavidad pegada al muro y esta anula el peso del agua sobre las compuertas o las aliviana para que el canalero las suba con facilidad.
PASO 3.- Una vez subidas las compuertas del canal, se liberan las otras compuertas laterales, que seguro eran izadas con cabrillas o poleas y se desviaba el agua para riego mientras se suspende o se controla el flujo a la ciudad por unas cuantas horas para limpiar la fosa, e instalar una nueva toma o merced de agua contratada del acueducto.
Existían más desagües de control ya en Villalonga, como el desagüe del “chorro“ que además de llenar un abrevadero para caballos y mulas, desaguaba hasta el canal de la garita donde se juntaba con la que derivaban de la caja de la cúpula y seguían regando tierras hasta el río grande. También hipotéticamente antes de la caja de cantadora, consideró debió existir una caja en donde se juntan las Avenida Acueducto y Lázaro Cárdenas (antes Av. Circunvalación), por donde iba un canal de desagüe, al igual que en la diagonal 13 de Septiembre.
Las tomas o mercedes que bajaban directamente agua del canal de la arquería, estaban también controladas por compuertas más pequeñas y bajaban por tubos de barro cocido inmersos en sus contrafuertes, a excepción de la merced derivada a los Dieguinos, cruce con Avenida Tata Vasco, que era mediante un tramo de arquería, pues se trataba de librar pendiente hasta el plan de los Olivos. Y por cierto, ahí había otro desagüe que volteaba hacia el sur, por Calzada Ventura Puente, que consta en los planos históricos y llegaba al “río chiquito”, hoy Boulevard. García de León.
El punto terminal era una presita urbana situada al principio de la calle Aquiles Serdán, donde después fue Plaza de toros, y una caja derivadora subterránea en esa misma calle, el cruce de Miguel Silva y Aquiles Serdán, que por eso se llamaba antes la “calle de Alcantarillas”, de ahí se distribuía a la ciudad por tubos de barro, arcaduces en España, o caños rectangulares de tabique a todas las cisternas que tenían las casonas y palacios, así, como a las fuentes públicas, pero como el flujo era constante, y no había aún válvulas, solo compuertas, pues ahí se la vivían los canaleros en su oficio, abriendo y cerrando compuertas.
Cabe mencionar que los palacios y conventos, así como algunas casonas, para controlar el llenado de sus cisternas, tenían desagües en túneles angostos abovedados donde cabía un canalero de pie, que se integraban a un sistema de drenaje urbano y que incluso pudieron servir de escondite a los insurgentes.
Muestro la cartografía histórica de la ciudad desde el primer plano conocido del siglo XVI, editada por el que escribe para señalar las trayectorias y los desagües distinguibles en cada plano documentados gráficamente, y un plano de mi autoría con los antiguos trayectos hipotéticos del acueducto, de madera y cantería, y sus desagües. Las cajas de agua y otros.
En la tercera parte, abordaré la estereotomía de la piedra, arcos y las marcas de cantero labradas y pintadas con sangre bovina, trabajo que realizamos con la Dra. Catherine Ettinger, y fue publicado por la Univerdidad Politécnica de Valencia.