Ofrece su mercancía a los transeúntes que el domingo andan sobre la avenida Madero caminando, paseando al perro o en bicicleta. María no quiso dar su apellido, pero aceptó una entrevista. Tiene más de ochenta años y ha dedicado gran parte de su vida a vender en esta capital sus mercancías que asegura traer del Estado de México, y que antes podía comerciar con mayor facilidad.
“¿A qué pregunta mi apellido y mi nombre? Yo compro la planta de zacate con todo y su cascara y lo lavo. Yo no lo hago, es una planta y no es de plástico es un fruto como otros. Este se da allá por el Estado de México, en Toluca. Le hecho agua para pelarlo y remojarlo con cloro, porque es obscuro. Yo conozco el estropajo, cuando está más clarito, entonces lo pongo nuevamente a secar, unos son más duros y otros más suaves, a veces salen más claros y otros más amarillos, eso ya es dependiendo de cada planta.”
María es mexiquense. Afirmó que ya no viene como antes a Morelia, porque la plaza no es como antes. “No dejan ponernos como antes en las plazas y a veces tampoco hay nada de ventas. Camino toda la calle principal y así es que a veces traigo unos pesos y no siempre alcanza para comer”.
El zacate se obtiene de una planta que parece una calabaza larga, que se corta en pedazos para usarse como estropajo. Para que esta planta llegue a ser una esponja, se debe cultivar y dejar que los frutos maduren casi medio año, dice María, hasta que se vuelvan amarillos o marrones. Luego de esto se pelan y se deja al descubierto la fibra localizada adentro, se lava con cloro y seca, se corta y se le sacan las semillas, entonces está listo para venderse.
La vida útil de este tipo de estropajo es de aproximadamente tres meses y es una forma más natural que puede evitar el uso de las esponjas de baño o estropajos de plástico. Las abuelitas recomendaban este tipo de zacates porque al decir de Rosa Miramón, mujer de casi 100 años, que fue en compañía de su familia a tomar el sol de la mañana sobre la Calle Real, “las fibras sintéticas se hicieron populares entre las décadas de los setenta y ochenta, pero antes el estropajo era lo único con lo que se tallaba el cuerpo y los trastes. Después de aquellos años el zacate fue perdiendo su vigencia.”
Además, el uso del zacate tiene sus ventajas en el cuerpo humano, entre las que cuenta Rosa Miramón: el control de los barros, manchas y espinillas porque raspa sin arañar la piel y se lleva las impurezas y deja la piel suave y sedosa. Ayuda para la circulación y es un buen relajante muscular a la hora de bañarse.
Los estropajos que vende María tienen un costo de entre 40 y 100 pesos, dependiendo del tamaño de la pieza que se elija.