La opinión de La Costeña
Cecilia Sierra
En estos años de constante aprendizaje y formación tome el rumbo hacia temas de seguridad y justicia, porque no estaba dispuesta a quedarme sólo con la nota del día, se necesita contexto, eso lo sabemos los historiadores, y para ello es necesario saber que hacen las autoridades detrás del escritorio.
En ese trayecto-como muchos de ustedes-, me he dado cuenta de que cada que algo malo sucede, hechos de violencia múltiple o ataques a cuerpos de seguridad y militares, las autoridades recurren al mismo discurso rancio y repetitivo: reforzar la seguridad con más agentes.
Patrullas con torretas encendidas cruzando la Madero frente a Catedral, mientras una fila de funcionarios con bandera en mano les dan el pase, una tras otra, tras otra, tras otra, tras otra vez. No importa quien gobierne, si los perredistas o los ex perredistas ahora con Alfredo Ramírez Bedolla.
Los patrulleros, viejos lobos de mar, les siguen la comparsa, pasan en sus motocicletas del año, en camionetas RAM recién compradas, sin placas, o coches Dodge, ¿pero, es está la respuesta o la solución a nuestros problemas?, ¿si todos los policías con que se refuerza Michoacán cada cierto tiempo, cuánto tendríamos hoy en la entidad?, ¿puede estar más militarizado el estado? .
De acuerdo a una publicación de Aristegui Noticias, el 3 de diciembre del 2021, el Presidente Andres Manuel López Obrador informó que:
“…en Michoacán están desplegados más elementos de la Guardia Nacional (6 mil 171) que policías estatales (5 mil 649) y el primer número va a crecer a cerca de 10 mil por la cantidad de instalaciones que tendrá”.
Unas semana después el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, añadió que en Michoacán hay 4 mil 487 agentes operativos de la Sedena, mil 491 operativos de la Marina y 5 mil 677 elementos de la Guardia Nacional, es decir más de 11 mil 600 agentes, todos operativos del Gobierno Federal.
A los 4 mil 487 militares entonces mencionados por el secretario de la Defensa Nacional se añaden 300 que llegaron el 13 de abril; mil 200 agentes que llegaron el pasado 28 de agosto, 900 más el 5 de septiembre y 250 del 13 de diciembre del año pasado, es decir, en total 7 mil 137 agentes de la Secretaría de la Defensa Nacional.
A lo anterior habría que añadir a los agentes de la policía estatal, hoy Guardia Civil, que son más de 5 mil y 6 mil 337 municipales, ello para diciembre del 2021 y a los que se deberían de sumar el estimado de mil elementos nuevos por cada año, sin embargo, aún con el supuesto de que no ingresaron más policías estatales o municipales, en Michoacán debería de haber por las cifras antes enlistadas 25 mil 842 oficiales del orden, ya sean civiles o personal castrense.
Es decir, si Michoacán necesita un estimado de 8 mil 500 agentes de policía o seguridad, porque el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública pide 1.8 oficiales por cada mil habitantes, en términos generales, la entidad cuenta con suficiente personal de los tres órdenes de gobierno para atender el conflicto, sin embargo el número de homicidios dolosos y delitos de alto impacto no ha logrado reducirse de forma significativa.
Pero con este número de agentes, la violencia es prácticamente la misma que la heredada por Silvano Aureoles Conejo, quizás porque hasta los mismos funcionarios tiene ARB, de menos hubiera despiojado a la administración pública, porque si bien hay unos muy valiosos otros desde el primer año han sido señalados de corrupción.
Cecilia Sierra. Por ser nueva en esto, amerita una presentación, así sea de pasadita. Por azares del destino hace nueve años pase de la enseñanza del arte, la cultura y las humanidades al periodismo, primero en la fuente del Ayuntamiento y después a la mal llamada nota roja.
Para muchos de mis compañeros mi color de piel y peculiar acento terracalenteño achilangado les generaba curiosidad, al inicio, de allí que pensarán que era costeña. También algunos funcionarios.
No sabían de dónde había salido, no soy periodista de profesión, no tengo parientes en el gremio ni en la Administración Pública, bueno ni familia en la ciudad.
Un pez solitario en este mar de asfalto.