Cantera
Radicales Libres (Alfaguara, 2022), es la más reciente novela de la escritora Rosa Beltrán. Editada en casi 300 páginas, describe la historia de tres generaciones a través de tres protagonistas que viven los cambios históricos que acontecieron en México y el mundo desde una perspectiva feminista, desde finales de los años 60 del siglo pasado y que culmina en 2021.
El movimiento de 1968, la llegada del hombre a la luna, las utopías en la educación de los 70, la caída del Muro de Berlín, el SIDA, la Era Thatcher, la entrada de los medios digitales a la vida cotidiana, la pandemia que determinó otras formas de relación cibernética y una mirada hacia atrás de lo que ya no será, configuran el contexto histórico que atraviesan las tres protagonistas como radicales libres, en una sociedad machista que cambiará con el paso de los años.
Radicales libres -“tres generaciones de mujeres con el empoderamiento femenino de fondo”, dice Julián Herbert-, fue presentada en la IX edición de la Fiesta del Libro y la Rosa en Morelia, comentada por Mariana Masera Cerutti, coordinadora de la UDIR en Morelia y Gabriela Molina, secretaria de Cultura de Michoacana, con la presencia de la escritora, en la Calzada Fray Antonio de San Miguel.
Dedicada a diferentes públicos de tres generaciones, ésta es una historia profunda de la identidad feminista donde la estrategia del yo y el tú, es una posibilidad del diálogo entre los personajes de cómo se ve la madre, la abuela, la hija y los roles que cada una juegan en la familia y sociedad. Un acierto de la obra literaria presentada, es el modo en que se narran los detalles muy precisos, en donde el lector puede identificarse en determinados momentos.
La propia historia de la madre que se va y la hija que se queda, en todo el mundo surgen casos similares que tiene justamente que ver con los movimientos sociales y juveniles. Por ejemplo, la evidente transformación que atrae el mundo del rock, la sexualidad vista no solo como elemento de procreación, de liberación; las canciones que hablaban de complicidad no de sumisión, de compromiso, no de sublimación, compartió Masera Cerutti, en su intervención.
Molina Aguilar, comentó que la novela está escrita bajo la óptica feminista e histórica de las mujeres que viven un evento traumático que no necesariamente tiene consecuencias negativas, sino que las forma.
Bajo la reflexión de que la intimidad y lo privado no tienen que ver con lo público, pero todo el tiempo está lo público metiéndose en la vida privada en complicidad cuando se dice -estas son cuestiones domésticas, ahí no nos podemos meter-, Radicales libres coloca el dedo en la llaga al dar voz a las primeras iniciativas de ley contra la violencia doméstica, negada como ejercicio legislable por el Estado, en un momento histórico.
Agregó, la titular de la Secum que hay ciertos toques que hacen reír, la novela también es de humor con metáforas que crean mundos fantásticos entre los pequeños del hogar y que al crecer tienen una denominación más real y ajena a la infancia. La obra suma a su lenguaje la parte musical que da paso por cada época de las protagonistas, al aludir a melodías representativas y populares hasta llegar a nuestros días.
Beltrán, también invita a la reflexión del movimiento migratorio en México desde las mujeres que se quedan y las que se van. La mirada de aquellas que permanecen en los hogares donde no está el hombre, de cómo se viven esas maternidades. Abandonos. Perdidas. Al final habla de que hay mucho más en el silencio que en la historia: “sí pero no lo digas (…) No nos atrevemos a nombrar las cosas que sanarían”.
Para Rosa Beltrán, Radicales libres se concibe desde el momento de ruptura de época moderna donde nace el concepto de las juventudes. Se ha escrito desde la crónica y cómo se cuenta la vida púbica desde el espacio privado.
La voz narra en primera persona y corresponde en inicio a una niña de 14 años que está viendo la generación anterior y su participación en los momentos claves en México. Un cambio extraordinario que hay de las anteriores generaciones que escuchaban la música vernácula como boleros, danzones, y también la música clásica, más la irrupción del rock que implica todo un cambio desde la conformación de la poesía, la filosofía, la identidad, otra manera de pensarnos.